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Historia

La Desamortización de Mendizabal asestó un durísimo golpe a las Semanas Santas. Apenas algunas cofradías lograron sobrevivir. Tan solo lo consiguió la Cofradía de la Vera-Cruz, que sacaba las procesiones ayudada por la Venerable Orden Tercera de San Francisco, los antiquísimos gremios de Hortelanos y Labradores y Ganaderos junto algunos particulares.

A finales del siglo XIX comienza un periodo esperanzador de resurrección gracias a los esfuerzos del sacerdote D. Julián Sánchez Roca, aunque el impulso definitivo no llegó hasta la Santa Misión de 1928, en la que se palpó la necesidad de una organización definitiva. En ese momento es cuando aparece un hombre providencial, el Deán D. Eduardo Leal Lecea, que en 1930 logra crear dos nuevas cofradías. Es en esta época cuando se crea también la Junta de Fomento de la Semana Santa bajo su presidencia, en la que además figuran autoridades tan diversas como los párrocos de El Salvador y San Nicolás; el Progreso Mercantil y la Caja de Ahorros.

Los cronistas de la época afirmaban rotundamente que «las Semanas Santas de Plasencia eran las mejores de Extremadura». Tenian interesantes proyectos y encargados nuevos pasos.

La II República, golpe a la Semana Santa

La ventajosa situación que presentaba la Semana Santa Placentina se vendría abajo con la llegada de la II República, en la que una Ley taxativa prohíbe las procesiones. A partir de 1943 comienza la reorganización de las Semanas Santas pero, a pesar del trabajo de personas tan encomiables como D. Bonifacio Cano Aguilar y el mismo obispo D. Feliciano Rocha Pizarro, solo se logró crear la Cofradía de la Soledad y el Santo Sepulcro.

Creación de la Unión de Cofradías y estatutos

En 1950, tras la muerte de D. Bonifacio cano, algunos cofrades jóvenes opinan que hay que afrontar la situación. Como solo se puede contar con las cofradías, la Junta de Fomento de la Semana Santa pasa a denominarse Unión de Cofradías de la Semana Santa de Plasencia. Posteriormente tomó el nombre de Cofradías de Pasión y desde no hace muchos años, Unión de Cofradías Penitenciales.

Para ello, con fecha de 7 de febrero de 1950 se elaboran unos estatutos con 21 artículos a los que se añaden algunas normas del entonces obispo de Plasencia, D. Juan Pedro Zarranz y Puyo, referidas más bien a cuestiones de disciplina. En estos estatutos se establecen las normas rectoras de formación y presidencia.

Artículos destacados

Art.2: “Las cuatro cofradías penitenciales fundadoras son: Cofradía de la Vera-Cruz, Hermandad del Descendimiento, Cofradía del Santo Sepulcro y Hermandad de Jesús Nazareno, las cuales tendrán idénticos derechos y deberes. Por lo tanto la Cofradía de la Vera-Cruz deja de funcionar como una supercofradía, aunque se le reconoce una primacía honorífica por ser la ma ́s antigua, la única que sobrevivió a la desamortización y durante muchos años organizó sola las procesiones, pudiéndose decir que las demás cofradías nacieron a su amparo y hasta ahora fueron cofrades de ella y que ha descapitalizado con estos esfuerzos. Pero esta primacía, como se dice, será puramente honorífica sin que signifique que tenga más derechos y deberes que las demás cofradías”.

Art. 8: “La Junta Rectora Permanente de la Unión de Cofradías Penitenciales estará formada por los presidentes y los directivos de cada una de las cofradías penitenciales fundadoras. El Presidente de la V.O.T de San Francisco, los representantes de la Caja de Ahorros, Un Secretario General, un Vicesecretario, un Tesorero General y un Vicetesorero”.

Art. 9 y 10: “Los cargos han de recaer necesariamente sobre los cuatro presidentes de las cofradías fundadoras. El presidente elegido en votación secreta y los otros tres ocuparán la vicepresidencia por orden de los votos obtenidos. En caso de empate será elegido el más antiguo”.

Art. 20: “Se reconoce a todos los efectos que el orden de antigüedad de las Cofradías Penitenciales, es el siguiente: Cofradía de la Vera-Cruz, Cofradía del Descendimiento, Cofradía del Santo Sepulcro, y Cofradía de Jesús Nazareno”.

Aportación económica del Ayuntamiento

A pesar de su labor positiva, la Unión de Cofradías se veía en serias dificultades para atender a los múltiples gastos que ocasionaban las Semanas Santas. El Ayuntamiento, consciente de la importancia que significaba para Plasencia el papel jugado por las cofradías, vino en su ayuda, con generosas aportaciones económicas.

La ayuda económica del Ayuntamiento, fundamental para el progreso de los desfiles procesionales adquiere importancia desde 1.988 cuando las cofradías se percataron de que para festejos muy poco arraigados en la cuidad se destinaban varios millones de pesetas en ayuda bajo el subterfugio de que se trataba de «fiestas tradicionales y artísticas».

Como la afirmación a juicio de las cofradías no se correspondía con la realidad se dirigió un razonado documento al Ayuntamiento demostrando que las Semanas Santas eran mucho más artísticas y tradicionales y que en cualquier caso atraen a la ciudad una afluencia de forasteros muy superior que otras. El resultado inmediato fue la donación de «unos miles de pesetas» para la Unión de Cofradías de las que había que descontar la parte proporcional correspondiente a la Cofradía de la Santa Cena que por entonces no formaba parte de la Unión.

Aún así con las cantidades recibidas, los donativos y cuotas de los asociados se han logrado muy grandes avances: restauración de pasos, adquisición de otros nuevos, aparición de nuevas cofradías, crecimiento de socios, gracias sobre todo a la aportación del elemento femenino. En este sentido hay que agradecer la labor encomiable de D. Manuel Díaz López, gran impulso en esa etapa y alma de la Unión de Cofradías.

Actualmente son diez las cofradías que pertenecen con pleno derecho a la Unión de Cofradías Penitenciales con un gran espíritu de hermandad entre ellas.